Vidas orientadas al mercado también en
tiempos de pandemia
Por: Joan Lara Amat y
León. Docente investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
(UNMSM).
La actual pandemia está
produciendo cambios palpables en nuestras vidas cotidianas. Aparecen discursos
“apocalípticos e integrados” sobre el mundo que nos espera después de
esta situación excepcional. Se oyen voces que pronostican que el mundo de
“después” será totalmente diferente al pasado. Mientras, crece masivamente el
desempleo formal e informal (el que existe y el que no existe en las
estadísticas), sobre todo en los trabajos manuales, y con el desempleo, la
degradación social asociada. En este contexto, se cantan las bondades del teletrabajo,
concebido abstractamente como “el trabajo a distancia utilizando medios
telemáticos”, acompañado de un discurso publicista sobre la mayor libertad del
trabajador y la conciliación de la vida laboral y la personal. Cuando lo más
importante es comprender que se realiza en un contexto de confinamiento por la
pandemia del Covid-19 y bajo una lógica que lo estructura, la misma que ha
venido estructurando el trabajo presencial en las últimas décadas tanto en el
sector privado vigorizado como en el sector público precarizado: una
lógica de mercado productivista.
En
el trabajo telemático, bajo esta lógica, se combinan el control total
con la disponibilidad permanente. Las tecnologías de la información
permiten, por un lado, geolocalizar al trabajador, cuantificar los tiempos de
uso de la aplicación y los minutos de descanso, el monitoreo a distancia… y,
por otro lado, se espera del trabajador su disponibilidad total: que responda a
cualquier hora, cualquier día de la semana. Donde el máximo de 8 horas diarias
y 40 horas semanales parece un sueño radical del siglo XIX.
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