El arte y la cultura permiten a los niños y adolescentes, reconocerse como sujetos de derechos, capaces de construir y de crear junto a otros.
Los derechos culturales son una práctica para que los niños y las niñas se
proyecten de la manera más espontánea y original. Las experiencias
sistematizadas han demostrado que el arte puede convertirse en un efectivo
camino hacia la participación y expresión genuina de los más jóvenes. El arte y
la cultura permiten a los niños, pero sobre todo a los adolescentes,
reconocerse como sujetos de derechos, capaces de construir y de crear junto a
otros.
La cultura es un derecho humano inalienable pero también una dimensión
clave del desarrollo de las sociedades, en tanto el arte tiene la capacidad de
transformarse en una herramienta de diálogo, de participación y de construcción
colectiva, contribuyendo al desarrollo de la ciudadanía de niñas, niños y
adolescentes.
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